
Os he fotografiado mi desayuno básicamente porque me ha dado la gana y para que veáis la sobria frugalidad de mis despertares. He puesto una etiqueta a el salvado de avena para que nadie lo confunda con serrín y lo esparza por el suelo. Puedo afirmar que debo mi envidiable salud a no haber tomado hasta la fecha ningún producto ecológico y he desconfiado siempre de las gallinas criadas en libertad, a su libre albedrio y presa de sus caprichososas ideas. No hay nada como una gallina ponedora especializada .Lo natural tiene a mermarse con asombrosa rapidez.
He oído decir que Letizia de Valdebernardo adora las leches naturales de Priégola y que se preocupa mucho de que sus princesas no tomen productos saturados y elaborados. Por lo visto es un punto intocable en su educación. Digamos que las nenas no toman ni galletas Príncipe, ni magdalenas Ortíz.
Ultimamente lleva Malababa a todas horas. Una marca preppy, pijo -falso rústico, con la que nuestra Royal se ha prendado, quizás por amistad con los propietarios, perhaps por su toque natural.
Preveo una marabunta de blogueras posando con el modelo Pocahontas, tan ecológico, tan manufacturado...
